Los más afortunados serán quienes viven, en el hemisferio norte, en Estados Unidos, Alaska y Hawai, donde podra verse (con telescopios) porque es de día, pero en España, tan sólo será visible cuando el tránsito esté en su fase final, y ya casi con las luces del alba. Sin embargo, las retransmisiones vía internet harán posible que este nuevo tránsito llegue a todos los rincones conectados del planeta.
Institutos de astrofísica, agencias espaciales y universidades han puesto en marcha un buen número de iniciativas para hacer un seguimiento de este fenómeno tan poco frecuente.
La NASA ha anunciado que enfocará el telescopio espacial Hubble hacia la Luna, para usarla como espejo y detectar la sombra de Venus; y la Agencia Espacial Europea (ESA) utilizará la sonda CoRoT para analizar cómo varía la luz solar durante el trásito y comprobar si así se pueden detectar los componentes de la atmósfera venusiana, algo muy útil para estudiar la de otros planetas extrasolares. También hay varias expediciones organizadas para su retransmisión 'on line'.
Conexiones en red
Una de ellas es la del proyecto europeo GLORIA, que emitirá por internet ese paseo solar de Venus desde Australia, Noruega y Japón. Miquel Serra, del Instituto de Astrofísica de Canarias, ya ha llegado a las antípodas con telescopios en la maleta para emitir desde tierras australianas. "Coordinaremos la emisión desde el desierto de Karoo, con tres conexiones de 70 minutos en total. En Australia se verá muy bien; es una oportunidad única para divulgar la Astronomía", explica Serra.Esas tres oportunidades serán a las 00.00, la 1.25 y las 4.26 (horas peninsulares) a través de la web Sky-live.tv. La Universidad de Barcelona también lo retransmitirá en directo, en este caso desde las islas noruegas de Svalbard a través de la página web Venus2012 creada para la ocasión.
El director del Observatorio Astronómico Nacional, Rafael Bachiller, reconoce que el interés científico de este tránsito es escaso, aunque siempre se puede descubrir un fenómeno nuevo gracias a instrumentos que no se tenían en el pasado. Bachiller destaca, sobre todo, una historia plagada de anécdotas y aventuras desde que los babilonios se percataran de que algo extraño pasaba ante el Sol, hace 3.500 años.
Pese a que Pitágoras ya intuyó que ese algo era un objeto, hasta que Galileo inventó su telescopio no se supo que era un planeta que giraba en torno a la estrella. Ya en el siglo XVIII, tras los cálculos de Halley, el francés Guillaume Le Gentil viajó hasta India (en 1761) para ver el tránsito venusiano, y ocho años después se organizó la famosa expedición del capitán Cook a Tahití, un lugar tan ajeno a los europeos de la época como hoy lo es Marte.
Pero fue hace 200 años, gracias a Halley, cuando se averiguó la distancia entre el Sol y la Tierra (149,5 millones de kilómetros), y por ende lel tamaño del Sistema Solar, aprovechando que Venus pasaba entre la estrella y nuestro planeta.
Ya en la era espacial, desde 1962 se han enviado 45 misiones hasta nuestro vecino, que han determinado que su temperatura es abrasadora, su presión muy elevada y su atmósfera muy rica en dióxido de carbono.
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